"Yo sé como vivir en pobreza o en abundancia, conozco el secreto de estar feliz en todos los momentos y circunstancias: pasando hambre o estando satisfecho; teniendo mucho o teniendo poco. Puedo enfrentar cualquier situación porque Cristo me da el poder para hacerlo" (Filipenses 4:12-13)
La felicidad es el sentimiento más buscado por los seres humanos y, al mismo tiempo, el menos encontrado; muchos han limitado la misma al cumplimiento de las metas y objetivos teniendo resultados momentáneos de felicidad. Personalmente, he vivido momentos felices obteniendo excelentes notas académicas, compartiendo navidades en familia y viviendo en los tiempos de «vacas gordas» (Abundancia). ¿Pero qué sucede cuando pasa el momento? ¿Cuándo llega la escasez? ¿Cuándo rompemos una relación amorosa? ¿Sigue la felicidad? ¡No! llega la preocupación, el sufrimiento, el desespero y todos los agentes contrarios a la felicidad.
Pero.. ¿Por qué no vivir constantemente felices y no de manera temporal?
El apóstol Pablo conoció el secreto de la felicidad para vivir en toda clase de situaciones, en la escasez o en la abundancia, con el estomago lleno o vació. Experimentaba dicha felicidad, ese sentimiento de alegría y de esperanza viva, ese contentamiento positivo que permitía continuar con la vida con entusiasmo. El dijo: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Fil 4:13). Sin duda alguna Cristo es la clave de la felicidad, el que nos ciñe de poder para ser felices aun en nuestras adversidades, podemos estar contentos en la escasez y en las aflicciones de este mundo porque tenemos un Dios poderoso para suplir nuestras necesidades. Podemos vivir felices porque sabemos que los problemas tienen fecha de vencimiento. "Las cosas que se ven son temporales, mas las que no se ven son eternas".
Tenemos este privilegio en Cristo, de conocer la felicidad continua. Sin complejos ni condiciones, sin obstáculos, miedos y preocupaciones. podemos adaptarnos en cualquier terreno y mantener el contentamiento porque nosotros los que creemos en Dios sí tenemos una esperanza viva, tenemos promesas y tenemos el amor inseparable de Cristo, lo cual es una garantía de nuestro bienestar y felicidad. Esta emoción de alegría no es un sentimiento pasajero, no se limita al éxito ni a fechas festivas ni mucho menos a la posesión de riquezas. La felicidad emana de un corazón que tiene a Cristo, que conoce y entiende que la misma proviene de él.
DIOS TE BENDIGA
6 comentarios:
Amen, nuestra felicidad depende de Cristo. DTB
Amen abreu, totalmente de acuerdo. Bendiciones.
Amen..como esta claramente en la reflexión que para ser feliz tienes que dejar entrar a cristo Jesús en tu corazón para que el more en tu vida y el te suplira todo lo que te haga falta. Bendiciones...
Amen, Cristo es suficiente para nuestra felicidad, Lo demás sera añadido.
Amen...
Feliz en Cristo. amen
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